Gracias a la vida

Seguramente, quienes lean esto no me reconocerán. Soy una persona que estuvo aquí en buenos tiempos.
Qué días, aquellos...
El foro estaba poblado de buena gente. Apuntábamos ideas banales o profundas, pero siempre divertidas, con una carga de cariño indudable.
¿A dónde van las horas vividas? Quién sabe. Simplemente van. Hay una nube azul y brillante de recuerdos. Resuenan nombres: Carolina, Sky... Buenas personas. Reconforta pensar en su compañía. Durante algún tiempo coincidimos.
Qué días, aquellos...
Pero a algún lado fueron las horas vividas. Sé que las risas, la música, las experiencias, los cariños, todo sigue vivo, ¿pero dónde? Busco a las horas. No las alcanzo. Las busco...
Y pensar que ya tengo 27 años. Me doy cuenta de que no soy tan joven como creí, aunque cuando lo creí, lo era. Mi hija sigue creciendo a paso firme, sigue caminando en el aire, me sigue deslumbrando. Sigue siendo adorable. Hay cosas que no cambian, que no se van.
Dios, estoy ya muy grande. No falta tanto para dejar de ser joven. ¿Cómo se vuelve de la madurez? 
La vida pasa en forma de luces. Veo sus brillos tenues. Escucho voces imaginadas por mí. Parten de bocas que imagino y de nombres que me hicieron compañía en esta tierra abandonada.
Esta casa no es la que era. Fue una caja de guitarra.
Qué extraño. La tierra prometida no preexiste; es elegida como tal por la gente que la habita.
Un regreso a la casa vacía que habitaban mis abuelos... Qué extraño. No es lo mismo. ¿Por qué lo mismo, que supo verse tan brillante y cálido, se ve frío y opaco?
Una visita al Paraíso que habité con un amor. Ella no está. Qué extraño. No es lo mismo. Donde quiera que ella estuviese, allí estaba el Paraíso.
¿Quién es ella? ¿Es la misma persona que fue? Da igual, no importa quién sea, porque sólo se es un instante. Ella es Amor, no una persona.
Será que las horas se van. Será que corren rápido. Será que no las alcanzo. Será que se puede ir una y mil veces al Paraíso, pero hay que buscarlo, porque nunca está en el mismo lugar. Será que se puede volver una y mil veces a un amor, pero hay que buscarlo, porque nunca está en la misma persona. Será que se puede retomar una y mil veces una amistad, pero hay que buscarla, porque las personas que la poseyeron cambiaron, como todo cambia, y son otras. Se pueda continuar la amistad con personas del mismo nombre y documento de identidad, pero nunca son las mismas. Cambia, todo cambia...
No soy quien fui. Las mujeres que fui, desaparecieron. Hoy soy esta que escribe y recuerda. Recuerdo, en esa nube azul y brillante, los nombres de Carolina y Sky. Fueron amigas de quien fui. Las siento cercanas todavía. Las abrazo en mi mente. Pienso que tal vez volvamos a encontrarnos en algún recóndito sitio de la web. Pienso que, tal vez, nunca volvamos a saber de nosotras. Me despido por ahora con este grito al vacío, y que el futuro marque lo que deba pasar.
Recuerdo... Qué días, aquellos...